Viñedos Serranos


La Sierra de Gata, en el extremo noroccidental de Extremadura, limita al norte con la provincia de Salamanca y al oeste con Portugal.


Su clima, en particular en su zona más alta, es muy adecuado para el cultivo de la vid: clima mediterráneo húmedo, de inviernos relativamente cortos y no muy fríos y veranos largos, calurosos y secos. En el otoño y la primavera abundan las lluvias, recogiéndose más de 1.000 ml anuales. Los veranos son muy secos, pero de noches frescas que empujan a una correcta maduración de la uva.


En la zona más alta de la sierra los viticultores fueron, despacio, convirtiendo sus pastos en viñedos, cultivados en laderas de orientación naciente y sur entre los 700 y los 900 metros de altitud, conformando un muy peculiar paisaje.


Las cepas viejas de castas tradicionales permiten la elaboración de vinos caracterizados por una marcada tipicidad, debida en parte al terreno, muy complejo y peculiar, sin olvidar su tradicional forma de elaboración.

El cultivo de la vid sigue siendo de un  absoluto respeto con el medio, acercándonos a la tierra de la manera más pura y natural. Pequeñas parcelas, viñedos viejos, trabajo personal desde el conocimiento y el respeto, con sencillez y con la mínima intervención, reflejo en definitiva del carácter de gentes que nos garantizan la autenticidad y originalidad de los vinos allí elaborados.




Hay mucho trabajo por hacer. Vendimiada ya la cosecha de 2014, en la que ya elaboramos vinos monovarietales blancos (Ojo de Liebre y Verdejo Serrana), retomamos el objetivo de recuperar algún otro viejo viñedo y seguir ahondando en las singularidades de este paisaje y de este entorno.

Cada paseo por la sierra nos hace sentir más comprometidos con un proyecto que, esperamos, tenga un largo recorrido.